DIOSES Y DEMONIOS
Mediados de julio: su tesoro automovilístico aún hiberna profundamente en el garaje, envuelto en almohadillas de aire. Figúrate que de repente te llaman por teléfono, descuelgas y somos nosotros. ¿Cómo reaccionarías si te preguntásemos de sopetón si estarías dispuesto a prestarnos a tu amorcito sobre ruedas para una sesión de fotos en Hockenheim? Roland Mayer, director de la empresa de tuning y fabricación de vehículos en series pequeñas Motoren Technik Mayer (MTM), nos respondió como un rayo, pero con el típico relax de los bávaros: “Sí, se podría hacer. ¿Cuándo tiene que estar, dónde?”. El que tiene que estar, dónde, no es otro que su Lamborghini Countach 5000 S. Gracias, Roland, por confiar tanto en nosotros. Todo está listo para un encuentro fraternal de 12 cilindros entre el actual Lamborghini Aventador SVJ y su antepasado de 1983. Lunes por la mañana, 7:30. Recta de salida del circuito de Hockenheim. Mientras el fotógrafo se alista para las sensacionales fotos, en el box 17 tiene lugar una actividad tan frenética como la que antecede a un fin de semana de competencia. Dos mecánicos, un ingeniero, seis juegos de ruedas, un armario de calentamiento de neumáticos... reina un intenso olor a deporte que Lamborghini ha vuelto a traer consigo de Sant’Agata.
El objetivo está claro: el SVJ también quiere llevarse el récord
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