“NO HAY NADA MÁGICO”
Tras romper con Honda, McLaren tenía que reinventarse y Zak Brown lo sabía. James Key había sido su primera apuesta de futuro. El apartado técnico lo tenía resuelto, pero necesitaba más. Su intento de reorganizar el equipo con Gil de Ferran resultó fallido, ya que Gil no tiene el carácter y liderazgo que necesitaba el equipo en un momento crítico. Brown volvió a apuntar hacia otro sitio y encontró en el WEC al hombre que necesitaba. La habitual presencia de Zak en las carreras de resistencia le había llevado a conocer a Andreas Seidl, y sobre todo a ver de cerca sus resultados. Fue nombrado Team Principal de Porsche en 2014 y a partir de ahí logró tres títulos del WEC y tres victorias consecutivas de Le Mans en 2015, 2016 y 2017. Con este currículum, y sobre todo con su carácter, estaba claro que era el hombre que necesitaba McLaren para salir a flote e intentar volver a la senda de los éxitos.
Seidl es para McLaren lo que fue Jean Todt para Ferrari. El paralelismo
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