Fragancia celestial
Joseph Mul, quien cultiva jazmín para perfumería en su granja cerca de Grasse, abrió una pequeña lata con cera color ámbar, la agitó bajo mi nariz y me miró expectante. Quedé impávida. Al principio no olí nada, de pronto, la fragancia emanó y experimenté mi primer destello de jazmín francés. Era exuberante y cálido como una noche tropical, un perfume para evocar sueños. La fragancia más hermosa del mundo.
También es excepcional. En algún tiempo, Grasse –27 kilómetros al oeste de Niza– fue la capital del cultivo de flores paraes un componente principal del Chanel No. 5, del cual Marilyn Monroe dijo que era lo único que usaba para dormir. Además del jazmín, Mul cultiva rosas, irises y nardos para Chanel.
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