DÉJATE LLEVAR
Cada día, cerca de 750 000 personas zigzaguean en la sala principal de la estación Grand Central, en Nueva York: toman trenesy se toman en las escaleras de mármol. Sin embargo, muchos de ellos desconocen los secretos de este icono neoyorkino. Restaurado en los años noventa del siglo xx,al estilo Beaux-Arts de 1913 –año de su apertura–, Grand Central deslumbra con un techo a más de 22 metros de altura adornado con 2 500 estrellas y 12 constelaciones zodiacales en pan de oro. Los observadores del firmamento se preguntan: “¿Por qué la constelación de Pegaso y otras flotan hacia atrás?”. Cornelius Vanderbilt, el afamado constructor de trenes, diría: porque la perspectiva es divina. La estación cuenta con el sótano más profundo de Manhattan y la mayor cantidad de plataformas de trenes en el mundo (44), pero los lugareños aprecian el sitio por The Campbell, el bar de ostras “oculto” que data de la época del jazz, y la cancha de tenis pública del cuarto piso. En la sala principal, un reloj con cuatro caras de ópalo (valuado en 20 millones de dólares) mantiene la cuenta del tiempo a la perfección. Sin embargo, las pantallas que anuncian las salidas de los trenes corren un minuto antes, una bondad para aquellos que se distraen con los descubrimientos dentro de esta catedral secular.
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