PORTUGAL MÁGICO
Sea verano o invierno, a menudo, las brumas, como jirones de vapor sobre un crisol alquimista, recorren la Sierra de Sintra para tamizar la luz. Pocos paisajes de la Península ibérica sugieren mejor el misterio. A solo veinticinco kilómetros de la capital de Lisboa y a apenas dieciocho del Cabo de Roca –confín occidental del continente europeo–, la población de Sintra, en la falda norte, fascinó desde siempre al viajero, y sobre todo a los espíritus románticos del siglo XIX que buscaron en este lugar no solo un apacible retiro para su inspiración, sino también una puerta para conectar con lo mágico.
Por aquí desfilaron Lord Byron y William Beckford y, más tardíamente, Fernando Pessoa, por citar algunos. También Sintra sirvió de escenario a Roman Polanski en el rodaje de la película La Novena Puerta -que debía parte de su argumento al Club Dumas de Arturo Pérez Reverte-, e inspiró la novela Pasajeros de la Niebla -de Montserrat Rico- que, basada en parte en hechos reales, dio a conocer el insólito encuentro entre Fernando Pessoa y satanista inglés Aleis-ter Crowley en el muelle lisboeta de la Rocha del Conde Óbidos el 2 de septiembre de 1930.
SÍMBOLOS HERMÉTICOS
Los símbolos templarios, masónicos, rosacruces y herméticos están encriptados en las fuentes del Palacio de Regaleira; en las serpientes que se muerden la cola en alusión al principio y el fin; en los bancos de piedra que sugieren ser mucho más que una invitación para hacer un alto en el camino; en las terrazas del palacio donde un conejo se presta a convertirse en el secreto guía del alquimista en las entrañas de la tierra; en las esferas armilares, los cabos, las anclas, en fin, en todos los artefactos náuticos
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