LA MONTAÑA MÁGICA, LA CUMBRE MÁS VISITADA DE CARTAGENA
na mañana de verano, una mujer francesa entró en una librería. Saludó con una sonrisa amplia y de inmediato caminó hacia las estanterías, de las que fue extrayendo uno a uno, con parsimonia, diferentes libros que iba apilando sobre un antebrazo. Al llegar a la caja, los dejó sobre el mostrador y, mientras Vicente de , ilustrada por el alemán , y en cuanto lo tuvo entre las manos se giró emocionada: «¿Sabe? Soy la viuda del productor de la adaptación de este clásico que rodó Orson Welles». Vicente se dejó la cuenta por hacer y de inmediato los dos comenzaron a hablar de la película y del mítico director, del cual la lectora confirmó su fama: era un gran bebedor, un amigo leal y una mente tan fértil como inquieta.
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