EL ENIGMA DEL FRAILE ERRANTE MISTERIOSAS APARICIONES EN UNA BODEGA VALLISOLETANA
No es extraño que en lugares que gozan de importancia histórica se respire una atmósfera especial. Quizá es la percepción del visitante, que observa maravillado los retales de otras épocas que sobreviven en algunos enclaves. O quizá, por qué no, sea la propia esencia del lugar, que guarda en silencio la impronta de escenas y recuerdos del pasado. Y a lo mejor es eso lo que ocurre en el antiguo convento de San Francisco en Peñafiel. Sobre las ruinas del que fuera uno de los edificios religiosos más longevos del municipio, hoy día se alza una bodega. No en vano, Peñafiel, localidad ubicada en las tierras bañadas por el río Duero en Valladolid, es el lugar idóneo para la crianza de uno de los vinos más afamados de España: el Ribera del Duero. Y allí, el enólogo Javier García Díez decidió construir su negocio.
El terreno elegido fue el solar que antaño ocupaba el convento de San Francisco. Pertenecía a su familia desde la desamortización de Mendizábal, cuando fue vendido en subasta pública durante unas fiestas de Peñafiel. “Las tierras pasaron a mi abuelo y nosotros las compramos en torno al año 1996. Cuando terminé enología mi socio y yo decidimos montar una bodega y el sitio elegido fue este”, recuerda García Díez.
en la parte donde están las barricas y noté que había algo o alguien
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos