Hasta aquí llegó la aventura de nuestro Real Madrid en la Euroliga. Hasta la gran final una vez sobrepasada la semifinal previa: Tragedia griega, comedia podríamos decir primeramente contra Olympiakos que costó rematarlo tras un inicio espectacular. Puede que más por deméritos nuestros que otra cosa aunque estaba claro que ellos lo iban a intentar y querer volver al partido a pesar de ir muy abajo en el marcador. Victoria al fin y al cabo.

Pero el domingo... no supimos gestionar bien el partido. Gran inicio también aunque la ventaja adquirida no era tan amplia como dos días antes. Panathinaikos hizo el juego que sabíamos iban a hacer y no estuvimos acertados. Cierto es que se igualó el juego en el segundo cuarto con un nivel arbitral que dejó bastante que desear sobre todo para nuestros intereses, pero en la segunda parte no supimos atacar la maraña defensiva planteada por Ataman y fuimos cometiendo los mismos errores una y otra vez hasta acabar desquiciados y con la sensación de tener el partido perdido con varios minutos por disputarse. Máxima desventaja de hasta 18 pts (exagerado) que al final fueron 15 y nos volvemos sin la Euroliga siendo los máximos favoritos.

Se cumplió la maldición y de nuevo el primero de la fase regular no levanta el título el día de la final. Toca resetearse porque esto no para y toca tragarse un sapo con la derrota y el Barcelona tres días después de perder la final. Veremos si lo digerimos bien o se nos repite malamente.