A principios de los dosmiles y tras una década de películas de terror para críos de primaria traumados y hemofílicos una serie de irreductibles cafres a lo largo y ancho del globo decidieron volver a traer a primera plana el terror más visceral, bestia y políticamente incorrecto. Aja desde Francia, Marshall desde la pérfida Albión, McLean desde Oz y Zombie o Roth desde Estados Unidos tuvieron la misma epifanía, el terror que molaba era el finales de los setenta, y el slasher no tenia ni puta gracia, era desagradable, violento e inhumano. Desperdigados, pero unidos por Imdb y el tiempo libre de Eli Roth, comenzaron sagas como Saw, Wolf Creek, Los renegados del diablo o Hatchet. Cuatro duros de producción, la víscera era el guion, bienvenidos al Splat Pack.