Hace poco más de un año, unas llaves fueron las protagonistas de la jornada. La jueza Marta Canales entregaba a Consuelo Castro, abogada general del estado, las llaves del pazo de Meirás en un acto calificado de histórico con el que se devolvía al patrimonio público el edificio convertido en símbolo de una dictadura. Un año después de aquel acto, el pazo de Meirás solamente se puede visitar desde el exterior, desde los jardines, y continua sin permitirse el acceso al interior, a las torres y a la capilla. Es más, los bienes del pazo, las reliquias, los cuadros, las esculturas y demás enseres que amueblan el edificio están inmersas en su propio proceso judicial. Conocemos los casos de Frumales (Segovia) y Moraime (A Coruña), dos de los pueblos en los que Carmen Polo dejó un vacío para decorar el pazo.