El 23 de abril de 1519, Hernán Cortés llega en Yucatán con la intención de llegar al Imperio Azteca para apoderarse de toda la riqueza del territorio. Pero él tiene una fuerza miserable a su mando: menos de 600 hombres y algunos caballos. El 2 de septiembre, las cosas empeoran: varios miles de Talaxcaltecs, enemigos tradicionales de los aztecas, se enfrentan a él, listos para la batalla. Los caballos son animales totalmente desconocidos para los Talaxcaltecs. Cuando comienza la batalla, los indios se asustan al verlos. Cortés explota esta ventaja psicológica y, contra todas las expectativas, gana la batalla.