El Líbano está sumido en una crisis política y económica. Y no solo desde la devastadora explosión del 4 de agosto. Pero desde entonces, el país parece haber tocado fondo. Principalmente los jóvenes se preguntan si todavía tienen futuro en el Líbano.

El pueblo del Líbano lleva meses pidiendo una revolución. Después de grandes protestas y estallidos de violencia, el gobierno dimitió a finales de 2019, pero la situación económica sigue deteriorándose. La moneda libanesa pierde cada vez más valor, el precio de los alimentos está por las nubes y, además, las infecciones por coronavirus aumentan a gran velocidad. Para los libaneses, la explosión del 4 de agosto en el puerto de Beirut es un símbolo más del fracaso de los líderes políticos. Los responsabilizan de que su medio de vida esté ahora, literalmente, hecho escombros. Más de 170 muertos, unos 6.000 heridos y aproximadamente 15.000 millones de dólares en daños materiales son el resultado de un accidente que podría haberse evitado. Según unos documentos, varias autoridades sabían que había más de 2500 toneladas de nitrato de amonio, una sustancia altamente explosiva, almacenadas de forma inadecuada. Precisamente por eso Nour Bassam y su prometido Hussein Achi no están dispuestos a rendirse. La joven pareja lucha en primera línea desde el otoño del año pasado para lograr un cambio político. Poco después de la explosión, Hussein estableció con su organización "Min Tishreen" un centro de ayuda en el distrito destruido de Mar Michael. Pero no solo le preocupa la ayuda de emergencia, como la distribución de alimentos y la reconstrucción de la ciudad. Mientras que muchos de sus amigos le vuelven la espalda a su país, él quiere establecer allí una nueva cultura política. Hussein ve que a la gente le indigna la vieja élite política del país. ¿Lograrán imponerse a los gobernantes corruptos?

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