Con más frecuencia de la que quisiéramos, los seres humanos (y animales en general) nos vemos expuestos ante distintos tipos de amenazas. Y para enfrentarlas recurrimos a un tipo de interacción completamente natural cuyo fin máximo es causar un daño sobre otro individuo.
Exactamente, estamos hablando de la violencia. Y si a esta violencia le añadimos algunas armas y dos grupos de seres humanos enfrentados, tenemos un conflicto armado.
El pasado 10 de mayo se abrió un nuevo capitulo en la historia de una de las enemistades más antiguas que aún persisten desde hace un par de milenios en el pasado: Israel y Palestina.
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