Una familia de nombre Moore conformada por un matrimonio y cuatro hijos habitaba una hermosa casa cercana a la iglesia donde acudían frecuentemente, pues eran fieles creyentes; el día 9 de junio de 1912 tenían un evento importante para los niños de la iglesia; la madre de familia invitó a dos pequeñas niñas amigas de su hija para que todos juntos acudieran y después pasar la noche en su hogar; lo que jamás imaginó fue que ese sería el último día para todos aquellos que estaban dentro de la casa Moore.


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