En una sociedad jerarquizada hay un techo de cristal económico y social. Aquellos que son lo suficientemente ricos como para alcanzar el techo probablemente sean blancos, y aquellos que no lo son seguramente ya disponían de una fuente de riqueza previa. Como hay una techo, todo lo que tienes que hacer es empujar a través de él para ascender.

Cualquier desconstrucción de la masculinidad que privilegie solo a quienes ya tienen privilegios seguramente será irrelevante para las mujeres, para los migrantes, para las personas no binaries, también lo será para las personas asignadas como hombres al nacer que son queers, travestis, pobres, hombres trans y hombres de color.

Los hombres gays blancos masculinos solo tienen que romper el techo de cristal para llegar a donde quieren ir. Por lo tanto, no nos referiremos a ellos, sino a los que están abajo, hombres pobres, hombres negros, hombres musulmanes y judios, hombres indígenas, queer, personas no binarias y mujeres.

Como dice Ángela David, las mujeres trans, de hecho las mujeres trans de color han sido las más despreciadas en nuestra historia, las más sujetas a la violencia del estado, las más sujetas a la violencia individual y por eso que podemos decir que cuando las personas que han sufrido de esa manera se levanten, el mundo entero se levantará con elles.