Segundas partes no suelen ser buenas. Eso es lo que desde pequeños hemos escuchado hasta la saciedad y que luego el mundo se ha encargado de demostrarnos en reiteradas ocasiones. Y es que, ¿cómo resistirse a continuar una obra querida y amada por todos con la certeza de asegurarte un buen pellizco económico y además bajo el amparo de los fans?

Bioshock 2 bien pudo ser eso o, por el contrario, ser más ambicioso, completo y profundo que su antecesor. Sin embargo, la opinión general es la de que estamos ante un juego de transición que está demasiado preocupado de mirar atrás como para poder forjar su propio camino. Eso sí, cargar con el peso de aquello que creó Irrational Games con Ken Levine a la cabeza no es algo al alcance de cualquiera, ni mucho menos saber respetar y continuar el legado de un universo tan rico como es Rapture.
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