Amor, venganza, deseo, tristeza, pérdida… son muchas las emociones que nos invaden cuando jugamos a un Final Fantasy. Son experiencias sensoriales que conectan con lo más profundo del alma humana. Hay algo casi místico en escuchar esta melodía y trasladarnos a esas aventuras donde somos uno más de ese grupo de héroes dispuesto a salvar el mundo. En Final Fantasy VI conocimos los horrores de la guerra, el dolor insondable de perder a un ser querido, buscar justicia por tu pueblo o sencillamente escapar de un destino que te ha sido dictado desde la cuna.

Hoy queremos rendir homenaje a una de esas historias que te acompañan toda la vida, un pequeño milagro que en 1994 cabía dentro de las entradas de una Super Nintendo. Para Squaresoft fue el final del ciclo, pero para los fans, la puerta de entrada a la eternidad. Si hay un olimpo dedicado a las más ilustres obras de los videojuegos, Final Fantasy VI tiene su nombre grabado en rúbrica dorada como el techo de un género en un momento donde parecía que ya lo habíamos visto todo.

Nos subimos al barco volador para recorrer este vasto mundo. Acompáñanos y evitemos juntos los malvados planes de Kefka.

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En este programa han participado Jona (@Akamaru1984), Atreides (AtreidesXXI), Marta García (@Nelvalay) y Sergio Tur (@serturjo).