Bienvenidos al episodio de hoy, dónde hablaremos sobre la diferencia entre estar enamorado y estar convencido al evaluar una empresa como inversión. Bajo nuestro punto de vista, existe una delgada linea entre el enamoramiento y el convencimiento.
Consideramos fundamental no dejar que las emociones se entremezclen con los negocios, y abogamos por tomar decisiones basadas en información objetiva. Sin embargo, reconocemos que sentir una cierta afinidad y aprecio por una empresa puede llegar a ser beneficioso, ya que evita cometer el error más común entre los inversores: vender demasiado pronto.
Además, compartiremos algunos consejos personales para evitar este sesgo hacia tus propias empresas.
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