A medida que la figura de Dña. Lucilia Corrêa de Oliveira va siendo más conocida por la divulgación que hacen de ella los Heraldos del Evangelio, muchas personas, a veces atraídas por la evidente bondad de su semblante, de los hechos conocidos de su vida, la enorme cantidad de milagros y favores obtenidos por su intermedio, o a veces sorprendidos por el el encanto que produce su vida en las personas, se preguntan el motivo de la relevancia de esta señora que vivía prácticamente en el anonimato de un ama de casa.