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Canto Gregoriano: Coro de monjes del Monasterio Benedictino de Santo Domingo de Silos

Canto Gregoriano: Coro de monjes del Monasterio Benedictino de Santo Domingo de Silos

DeMúsica Clásica para la Relajación y la Meditación


Canto Gregoriano: Coro de monjes del Monasterio Benedictino de Santo Domingo de Silos

DeMúsica Clásica para la Relajación y la Meditación

valoraciones:
Longitud:
70 minutos
Publicado:
11 jun 2020
Formato:
Episodio de podcast

Descripción

El canto gregoriano es el canto propio de la liturgia de la Iglesia Católica Romana. Heredado de una antiquísima tradición, este repertorio musical fue compuesto principalmente a partir de versículos de la Biblia en lengua latina.

La historia del canto gregoriano es compleja: su origen y su desarrollo inicial no se conocen con certeza. Aunque la elaboración del canto gregoriano recibió muchas influencias de la música judía y griega, el gregoriano es principalmente latino.

En Occidente, durante de los siglos III y IV, sobre la base de melodías recitativas de las primeras liturgias cristianas, se constituye una primera colección de cantos eclesiásticos con melodías muy sencillas. Varias regiones desarrollan un repertorio local propio: los cantos romanos, beneventanos (sur de Italia), milaneses o ambrosianos (norte de Italia), hispánicos y galicanos. Desde el siglo V al VII, los papas, principalmente León el Magno, Gelasio y Gregorio Magno a quien el canto gregoriano debe su nombre) contribuyen a la organización del repertorio a lo largo del año litúrgico.

A mediados del siglo VIII, el reino franco de Pipino III el Breve adoptará la liturgia romana. Así los cantores romanos cruzan entonces los Alpes y la transmiten los cantos litúrgicos de Roma de manera oral, puesto que los manuscritos contenían los textos de los cantos pero no su melodía. Así en el norte de la Galia aparece un nuevo repertorio, fusión de elementos del canto romano y del galicano.

Con Carlomagno, y gracias a los monasterios benedictinos que lo difunden por toda la cristiandad de Occidente, lo que se conocía ya como “canto gregoriano” alcanza su máximo esplendor. Durante el siglo X, el repertorio irá aumentando y se copia en manuscritos con distintas notaciones musicales. La lenta introducción del tetragrama en el siglo XI permite una transmisión más precisa de las melodías.

Al final de la Edad Media, con la aparición de la polifonía, que deforma la frase, la melodía y sobre todo el ritmo del texto, el canto gregoriano entra en una etapa de declive progresivo. Tras ser descartado por el Renacimiento y el Protestantismo, se hicieron muchos intentos para restituir el canto gregoriano en base a la música moderna de principios del siglo XVII. Desfigurado y desnaturalizado, pierde su pureza y su poder expresivo al servicio de la plegaria de la Iglesia.

Fue Dom Próspero Guéranger (1805-1875) quien tomó la iniciativa de restaurar el canto gregoriano a través de los manuscritos antiguos que se habían conservado. Este arduo trabajo, que la Iglesia encargó a la Abadía de Solesmes tras León XIII, se fue realizando en el taller de paleografía gregoriana del monasterio. Éste sigue en activo hoy en día para que, como deseaba el papa Pío X, todo el mundo pueda rezar ayudado por la belleza de la música.

Formas musicales gregorianas
El canto gregoriano forma parte de la tradición de la Iglesia Católica. Éste tiene, por su propia naturaleza, un lugar central en la liturgia, en la celebración y la plegaria del pueblo de Dios. El repertorio gregoriano se encuentra en los libros litúrgicos, principalmente en el Gradual para las piezas que se emplean la Misa y el Antifonario para las del Oficio Divino.

Los cantos de la Misa
El Gradual, libro que contiene las piezas gregorianas cantadas durante la Eucaristía, se compone de tres grandes partes: el Propio, el Común y el Ordinario.

El Propio contiene las piezas para cada domingo del Año litúrgico (Adviento, Cuaresma, Pascua, Tiempo ordinario), las fiestas del Señor y las de los santos. Estas piezas son: el Introito, el Gradual, el Aleluya, el canto de ofertorio y el canto de comunión. También contiene los tractos, que se cantan antes de la lectura evangélica en las Misas de Cuaresma, y las cuatro secuencias (Victimæ paschali laudes, Veni Sancte Spiritus, Lauda Sion, Stabat Mater).

El Común reúne las piezas que se cantan en las fiestas de los santos que no tienen piezas propias. Así se agrupan en las piezas en diferentes grupos d
Publicado:
11 jun 2020
Formato:
Episodio de podcast

Títulos en esta serie (49)

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