Esta semana, Ilse tuvo un tiempo de oración y vino con el equipo de la Casa de Oración, Northridge, con una carga en su corazón por los jóvenes. Al estar liderándolos y verlos semana tras semana, ella y los demás líderes pueden detectar como responden a la predicación de la palabra y al servicio mismo. Muchos de nuestros jóvenes, aunque afirman haber tenido un encuentro con Cristo muestran una total indiferencia al mensaje del evangelio y al servicio mismo, específicamente el tiempo de la alabanza. Este es un llamado a interceder, ayunar, y luchar por una generación que está en peligro de perderse.

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