En ocasiones se nos acusa a los que hablamos de los problemas económicos que nos acechan de apocalípticos, catastrofistas y, esta me encanta, anti-patriotas. Algo que nunca se aplica por cierto a los únicos que sí hablan del final del mundo sea o no cierto. Los que defienden que estamos en una alerta climática que nos conduce irremediablemente al final de la vida en la Tierra, por ejemplo. Hoy quiero tratar el tema de la sequía desde una óptica económica. No se trata de listar lo que cada uno de nosotros puede hacer o no. Lo sabemos relativamente bien. Pero no estamos hablando sólo de una sequía y daño temporal, sino de que nos piden que hagamos mientras, los exigentes, realmente hacen muy poco.