Uno de los capítulos más traumáticos de la vida de Alda Merini fue su paso por el frenopático Paolo Pini, donde estuvo internada durante 10 años. Alda fue ingresada sin su consentimiento, y según ella, sin estar loca. El tedio de su primer matrimonio y la pobreza extrema, la obligaron a huir. Su marido llamó a una ambulancia que la llevó directamente al psiquiátrico. “Creo que enloquecí en el mismo momento en que me di cuenta de haber entrado en un laberinto del cual tendría muchas dificultades para poder salir”. ¿Qué es la locura? ¿La antítesis de la cordura? ¿Nos movemos entre una y otra? La locura no existe, concluye Alda, tan solo es el miedo a perder la cordura.

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