Víctima y salvador.

1) Dependencias: Si no aprendes a resolver tu vida por vos mismo, no habrá un salvador cura o monja o pastor evangélico que te resuelva tu vida y tus cosas. Aunque algunos se muestran como tal, y en el Evangelio de hoy nos presenta a publicanos y escribas con ese tinte de salvadores, en la vida no hay soluciones mágicas como “impóngame las manos”. Yo no puedo redimirte ni cambiar tu vida, ni yo, ni nadie. Sí puedo transmitirse cosas que ayudan a tu vida o a tu piedad, pero es distinto ayudar en tu vida a pasar a ser el eje salvador de tu vida.

2) Dos monedas: Con poco se puede hacer mucho, siempre que uno lo haga de corazón.  

Volviendo al punto anterior, para complementarlo: por lo general las víctimas y los salvadores se usan, es como una adicción, porque se satisfacen el uno al otro. Por eso es importante aprender a ayudar y soltar, como esta viuda, que suelta sus dos monedas y no se queda mirando qué pasará después. Hay personas que se creen salvadoras, que hasta cuando forman pareja con personas normales, seguras de sí, como que se aburren porque esa pareja es segura de sí y no puede ponerse como salvadora. Entonces es como que busca alguien que tenga algo de problemas, para ubicarse nuevamente como salvador o salvadora. Hay personas que parece que les gusta compartir la vida con gente conflictiva, pero en el fondo buscan posicionarse como salvador o salvadora. No sueltan la moneda como la viuda, se aferran al resultado de la moneda que tiran.

3) Víctima: Para alguien que le gusta vivir como víctima, lo más difícil en su vida es “hacerse responsable de sus actos, de sus problemas”. Hay personas que pasan toda la vida culpando a otros. Los criaron a algunos así, creyendo que los demás son responsables de sus destinos. Cuántas veces escuchamos “me fue mal en la vida porque mi padre no me educó bien”. Hasta cuándo le vamos a echar la culpa a nuestros padres de lo que nos pasa. Otros dicen “yo vivo endeudado por culpa del gobierno” está bien, pero hasta cuándo la culpa la tiene el gobierno de lo que te pasa. Otros dirán “no voy a la iglesia o a misa porque el cura me defraudó” está bien, y hasta yo te voy a defraudar, pero ¿hasta cuándo tu fe va a depender de mí o de un cura o de una monja? Fallan todos: curas, monjas, pastores, rabinos, pero tu fe no se ata a ellos. Claro que te vamos a fallar. La Iglesia es un organismo vivo de gente fallada y que te vamos a fallar. Mira, si hacemos un sacrifico como hizo esta viuda, por alguien que nos importa, no es porque queremos redimirlo o salvarlo. No es hacer un sacrificio porque me siento obligado. No es hacer un sacrificio porque temo a las consecuencias. Los sacrificios y los actos de amor son válidos cuando los hago o me los hacen sin condicionamientos, en todos los órdenes de la vida. Algo bueno está por venir



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