Yasmín Esquivel se extravió en los laberintos del poder, porque ese es el destino de quienes no tienen brújula moral. A los 24 años presentó una tesis de licenciatura que era un plagio. Sin embargo, no fue un error de juventud, porque a los 46, cuando obtuvo el doctorado, también lo hizo con una tesis plagiada. Dos veces plagiaria. Dos veces reconocida por ideas que se robó. Esa es Yasmín Esquivel. Es tan escandaloso y oprobioso todo el caso de Yasmín Esquivel, que por eso no extraña que la presión siga escalando. Ayer, más de 170 académicos de la UNAM y otras universidades en México y el extranjero publicaron una carta para exigirle a la ministra Esquivel que renuncie y se disculpe. Y hasta aquí llegamos, 65 días y dos investigaciones periodísticas bastaron para exhibir que en este país sigue existiendo gente que se encumbra en el poder transando. Y que tiene tan extraviada la brújula moral que se pierde en su propio laberinto de soberbia. Ayer, la ministra Esquivel no acudió a sesionar a la Corte y sólo ha hablado del tema a través de su equipo legal. Ojalá eso sea indicativo de que se va.