Mayra nunca imaginó que conocería al hombre que le había pedido a Dios con punto y coma. Mucho menos, que al conocerlo, fuese viudo con dos hijas por debajo de los cinco años. Sin embargo, se embarcó en esta aventura con conciencia, preparación, apoyo y acompañamiento profesional. ¿Por qué? "porque algunas cosas, cuando son las correctas, se hacen bien". Escucha su historia en nuestro especial de madres reales.