ALEGRATE PORQUE DIOS BUSCA TU DEBILIDAD PARA CUMPLIR EN ELLA EL IMPOSIBLE¿Mirémosnos dentro, qué es que nos turba? ¿Qué nos empuja a pecar para no sufrir? "¡No temas!", justo en el fondo de la incapacidad de asumir nuestra historia, planea hoy el anuncio del ángel para sembrar la semilla de lo imposible ya hecho posible: la obediencia a la voluntad de Dios, quedando escondidos en las llagas de Jesús encarnadas en los dolores y en las traiciones, en las quiebras y en las frustraciones, en las humillaciones y en la irrelevancia. "¡No temas!", porque la turbación que nos coge frente a la desproporción entre cuanto nos es anunciado y la pobre realidad de nuestra vida, està destinada a volverse alegría. Està preparada para nosotros la alegría de Maria, madre de la alegría del Mesías resucitada desde la muerte, que ha destruido el pecado y su reino de dolor. La alegría de la obediencia, que el mundo no conoce, la alegría de la libertad de querer hasta a entregarse totalmente, porque "nada es imposible a Dios": tampoco perdonar al marido que ha traicionado y el pariente que nos ha calumniado; tampoco justificar con misericordia quién nos ha hecho la más terrible de las injusticias. "Nada" nos tiene que asustar: en la Iglesia nuestra Madre repica hoy como aquel día el anuncio del ángel. Nada mas que escuchar y decir con Maria el nuestro amén con que entregar a Cristo cada centímetro de nuestra carne porque haga de ella el templo de su gloria. Hoy Nazaret es tu casa, tu matrimonio y tu cama en el hospital, porque todo de ti està envuelto y empapado del Espíritu Santo que cumple en cada instante y en cada lugar el Misterio Pascual de Cristo. "¡No temas!", porque desde hoy la Cruz ya no da miedo, la carne victoriosa de Cristo la ha transformado en una puerta abierta frente el Paraíso. La novedad de la encarnación se revela en un Pueblo que camina en el desierto de la historia sin morir, el Cuerpo de Cristo que sal sobre la Cruz desde la cual todos huyen escandalizados. Por eso, nuestra misión inicia cada día apoyada en la fe de Maria, para acoger alegres la Palabra que cumple la voluntad de amor de Dios, anunciando a todo el mundo que su voluntad es amor y misericordia, siempre.