Nuestra autoridad es Dios.
1) La autoridad: Hoy conocemos gente que indica tu vida con la autoridad del ejemplo. Esa persona es un líder, porque con su autoridad te ayuda a progresar en la vida, te alimenta y no te asfixia. Pero hay un autoritarismo que tenemos todos, la tentación de ejercer, donde pisamos al otro más que acompañar en el camino al otro. Esto no es tan solo en lo laboral sino también en lo familiar, en lo referente a la autoridad no implica que cualquiera la puede tener sino más bien debemos que esto es un don. Es bueno saber que si hoy tenés a cargo tuyo personas, debes rezarlo y encomendarlo, porque de vos depende que el otro crezca y sepa vivir la vida.
2) No sabemos: Hay veces que nosotros respondemos igual ante situaciones cruciales de la vida. No nos queremos jugar porque miramos más nuestras conveniencias que la verdad. Hasta esto nos lleva a darnos vueltas como un panqueque. Volvé a vos y a la rectitud de intención. No te dejes llevar por comentarios o conveniencias, manéjate con la verdad porque con el tiempo siempre sale a luz, y pone en orden las cosas.
3) Decir: El arte de ser sabio es la capacidad de saber en qué momento uno tiene que decir las cosas. La clave de todo esto no es ocultar ni cambiar sino tener esa capacidad de decir las cosas con la prudencia que corresponde. Hoy seguramente a tu alrededor tenés muchas personas que te aplauden en momentos lindos, pero pueden llegar a darte la espalda en momentos difíciles. Hoy vos pedile a Dios que por la fuerza del Espíritu Santo puedas tener esa capacidad de saber actuar en cada momento y decir las cosas en cada momento. Porque todo el que cae se puede levantar, pero en el corazón del cristiano, el levantarse es con fuerza y alegría, no con resentimiento y malicia.

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