En 1975 un corto documental realizado con la contribución de la Embajada de Estados Unidos mostraba las consecuencias de la droga. Una narración burda, imágenes de sueños delirantes que sumergen al espectador en un submundo de narcotráfico y fiestas extrañas que parecen transcurrir en un país inventado. Una cinta que muestra la “visión de túnel” con que algunos temas eran vistos por el Estado, y que hoy no parece más que hablar de fantasías de control y terror del mundo adulto.