o hace mucho más de 100 años que sabemos que nuestra galaxia, la Vía Láctea, no es sino una más entre la infinidad de galaxias en nuestro vasto Universo, deambulando a la deriva de la expansión cósmica. A pesar de su insignificancia en términos absolutos, la Vía Láctea constituye ese entorno familiar y único que decora nuestro cielo nocturno y cuya contemplación nos inspira desde siempre evocando lo inmutable y lo eterno. En la Antigüedad el cielo estrellado era hogar de los dioses, y allí cobraban vida sus figuras e historias. De estas procede el nombre con que hoy nos referirnos a ella, Vía Láctea, en referencia al río de leche brotando del pecho de la diosa Hera, quien sin saberlo amamantaba al bebé Hércules mientras dormía. En tiempos menos remotos el paisaje nocturno fue un lugar en el que inmortalizar de por vida hazañas y descubrimientos humanos en épocas de ebullición técnica e intelectual. Pero no fue hasta hace un siglo cuando el estudio sistemático de las nebulosas espirales que venían intrigando a los astrónomos de la época resultaron ser finalmente distantes entidades individuales, galaxias en sí mismas con estrellas
LA VÍA LÁCTEA Y SUS SECRETOS LOS ÚLTIMOS DESCUBRIMIENTOS EN NUESTRA GALAXIA
Jun 21, 2024
7 minutos
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