ha dado vida desde a la más romántica carta de amor o de triste despedida hasta la firma de un documento histórico, pasando por el borrador de un fascinante libro, la letra de una canción para el recuerdo o las escrituras de la es el significado de la palabra en alemán), nacida en 1924 de la mano de Montblanc, celebra 100 años de elegante escritura y de momentos únicos. En ella, un número clave, 4810, aparece grabado (desde el año 1930 destaca en el plumín) haciendo referencia a la altura del Mont Blanc en metros, montaña cuya cima nevada es el símbolo, a modo de logotipo, de la casa (que se puede ver en la caperuza de la tapa). Forma de puro y tres anillos de oro en el capuchón como referencia a Lausen, Voss y Dziambor (las tres personas más influyentes en la creación de la compañía en sus primeros años) son otras de sus señas de identidad. Y, en este 2024, otro nombre importante se suma a la historia de la etiqueta, el del director y guionista estadounidense Wes Anderson, responsable de la campaña aniversario que recrea el universo de la firma bajo su genial mirada. La cima nevada del Mont Blanc o una ficticia biblioteca alpina en el observatorio de la montaña aluden a la magia y tradición de la escritura. Piezas que forman parte de este universo que sobreviven al paso de los años manteniéndose igual de sofisticados y deseables. «La pluma es un objeto icónico que vive una existencia diseñando y firmando, y es importante transmitirla, por ejemplo, de padres a hijos. No le dejarías como herencia a tu hijo un iPhone, pero sí una Es difícil encontrar algo que la sustituya», así describe su alma Marco Tomasetta, director creativo de Montblanc y responsable del diseño de la colección que rinde homenaje a esta historia centenaria y que se inspira en el de la misma.
