Uno de los grandes maestros del cine épico, David Lean es además una de las principales influencias en otros cineastas que han frecuentado ese mismo rango de superproducción, desde Stanley Kubrick y Martin Scorsese hasta Steven Spielberg. No es casualidad que Lean le cediera su proyecto de adaptar El Imperio del Sol, la novela de J. G. Ballard, precisamente a Spielberg, uno de sus seguidores más talentosos y cercanos a su manera de entender el cine. Por otra parte, Lean suele ser citado también como referente desde el punto de vista del lenguaje visual incluso en películas más recientes, como las dos entregas de la adaptación de Dune, la novela de Frank Herbert en dos partes dirigidas por Denis Villeneuve, que en definitiva vienen a cerrar un círculo creativo toda vez que el propio escritor se basó en una de las obras maestras de David Lean, Lawrence de Arabia (1962), para concebir la primera entrega de su saga de novelas de ciencia ficción sobre Paul Atreides y el planeta Arrakis.
Del montaje a la dirección
Todo ello adquiere cierto tinte de paradoja considerando que antes de convertirse en una de las más destacadas e internacionales figuras del cine británico, David Lean había nacido y se había criado en una comunidad cuáquera de carácter estricto en la cual no le permitieron ver películas durante su infancia. Irregular y poco interesado en los estudios, su padre le buscó trabajo en su firma