La Última Profecía (2024) relata los acontecimientos que precipitan la acción de La Profecía (1976), cuando Margaret, una joven estadounidense viaja hasta Roma para consagrar su vida a Dios en el seno de la Iglesia. Pero su fe se tambaleará cuando descubra la más siniestra de todas las conspiraciones: la que pretende preparar la llegada del Anticristo. Ese mismo Anticristo será el pequeño Damian, adoptado por el embajador Robert Thorn, en un hospital auspiciado por monjas, que se dedicarían al tráfico de bebés.
Después de protagonizar varios sucesos dramáticos de difícil explicación, y tras ser advertido por el padre Brennan, Thorn sospecha que este niño es… el Anticristo. Despejando sus dudas, bajo su generosa cabellera encuentra la marca de nacimiento que lo identifica: el 666 o sello de la Bestia.
LA PROFECÍA DEL ¿APOCALIPSIS?
La narrativa de La Profecía no se inspira en ninguna novela de terror, sino en el Apocalipsis (MÁS ALLÁ, 367), el último libro de la Biblia. La tradición atribuye su autoría a San Juan, aunque su estilo literario no tiene nada que ver con el autor del cuarto de los Evangelios. Así pues, el autor del Apocalipsis (Juan de Patmos) debió ser otro Juan distinto al que acompañaba a Jesús, pues este texto fue escrito hacia finales del siglo I, casi medio siglo después del fallecimiento de esete, que habría muerto martirizado.
El Apocalipsis es un texto que articula elementos visuales, cargados de simbolismo, que su autor describe después de haber entrado en una especie de éxtasis contemplativo. Sus jeroglíficos versículos no han