CUANDO MIUCCIA PRADA, nietadel fundador de la casa italiana coronada con su apellido, decidió lanzar su propia marca en 1993, tenía un gran reto por delante: separar el imaginario de la firma cuyo diseño también dirigía, despuntando en ese momento en tras 80 años fabricando accesorios de piel, del de su nueva etiqueta, creada para ser un poco más libre, más fresca e irreverente. Así nació Miu Miu, su bebé creativo al que bautizó con algo tan personal como el diminutivo con el que su círculo más cercano se refería a ella desde pequeña. Desde entonces, 31 años ya, la italiana ha sabido capitanear ambos barcos hacia el éxito por separado manteniéndose, en los dos caminos, fiel a sus principios como italiana (dando a la artesanía y a la tradición el lugar que merecen), como amante del arte y la cultura, y sobre todo como mujer que viste a mujeres modernas de su tiempo.
