En Estados Unidos, embarcarse en un viaje en tren implica hacerlo por el camino menos transitado. En otra época, los trenes del país fueron un símbolo del avance tecnológico y la expansión hacia el oeste, no obstante, no pudieron transitar a la era moderna. Cuando viajas en tren por Estados Unidos, tienes la oportunidad de pelar las capas de este territorio y experimentarlo a escala humana.
Desde las ventanillas se es testigo de la diversidad épica de los paisajes que han constituido la historia y el pueblo de este país: la Sierra Nevada, las montañas Rocosas, los arrecifes escarpados de la costa oeste que caen en el Pacífico azul, los plácidos pantanos de Florida y Texas, así como los mares de pradera interminables del medio oeste. Contemplar esos paisajes es uno de los atractivos, pero recorrer Estados Unidos en tren también supone abrir la puerta a zonas del país poco conocidas por los viajeros, desde pequeños pueblos infravalorados hasta la región industrial.
Muchos estadounidenses jamás han cruzado su país en tren. Amtrak, el único tren de pasajeros de larga distancia del país, tiene poco más de 50 años de antigüedad. Fue fundado en 1971 como una empresa semipública, sin embargo, viajar en tren por Estados Unidos y los gigantes candelabros que cuelgan de los techos a 19 metros de altura en Union Station, en Los Ángeles. Por su parte, Union Station, en Washington, D.C., exhibe arcos de granito blanco estilo beaux-arts, medallones en el techo con hojas doradas y estatuas clásicas.