¿Cómo fue el primer contacto con el mundo de la moda en el taller de tu abuela?
Fue un contacto muy natural y divertido. Siempre lo percibí como un lugar en el que se hacía magia: me sorprendía cómo las telas y sedas, que me daban una sensación de delicadeza y lujo, se convertían en trajes grandiosos. Para mí, eso era hacer magia.
¿Por qué eliges México para fundar Sandra Weil?
Tenía 24 años cuando llegué y no tenía nada que perder.