CUÁNDO SALEN A LA CARRETERA, LOS VEHÍCULOS eléctricos se echan a temblar… y sus conductores sudan la gota gorda. No nos extraña: cuando abandonamos la ciudad con un coche movido por electricidad y dejamos nuestro destino en manos de la energía de una batería, el trayecto puede convertirse en una montaña rusa de emociones. Si hablamos de autonomía, los valores teóricos que nos ofrecen las fichas técnicas de estos coches y los que arroja la cruda realidad suelen distar bastante. Y, claro, eso es un problema, no solo porque puede comprometer el viaje y el poder llegar a nuestro destino, si no también porque deberemos parar a recargar y los tiempos de espera se pueden alargar mucho más de lo que podemos llegar a imaginar. Hemos hecho la prueba con cinco vehículos eléctricos y las desviaciones han sido superiores al 30%, lo que es una auténtica barbaridad.
Pero no solo hemos medido el consumo eléctrico medio como parte de nuestra rutina diaria. En esta ocasión hemos querido ir un poco más allá y saber qué ocurre cuando se conduce a 100 y 130 km/h de forma constante para ver hasta dónde podemos llegar. Los resultados te van a sorprender…