Para aquellos apasionados por descubrir los secretos de las ciudades, no hay mejor compañía que la soledad de los pasos errantes, explorando callejones que rara vez figuran en las guías, revelando así la verdadera esencia de cada pueblo. Una urbe no se limita únicamente a sus imponentes monumentos, aunque son estos los que nos atraen irresistiblemente.
La esencia radica en sus habitantes, en el ajetreo del mercado, o incluso en una calle que para muchos pasa desapercibida pero para otros es una joya oculta. Viajar es sumergirse en la cultura