Desde principios de otoño de 2023 comenzaron a florecer, en los siempre fértiles campos de internet, los primeros frutos proféticos para este 2024 que ya estamos abrazando. Siguiendo la pauta de los últimos años, las crípticas profecías de Nostradamus, que siguen tan incomprensibles hoy como cuando fueron redactadas en los albores de la Edad Moderna, se perpetúan como el perfecto comodín profético. De esta manera, cada año entrante se incorporan a los listados de pronósticos algunas de sus ambiguas predicciones, o bien se difunden cuartetas literalmente inventadas, textos que en ambos casos vienen acompañados de interpretaciones generalmente catastróficas. Sobra decir que sin excepción se convierten en exitosos fake news virales que muy pocos se molestan en verificar.
Para este 2024, a Nostradamus, que solo dio una fecha concreta en sus profecías, la que aludía al séptimo mes del año 1999, se le atribuye el pronóstico de una Guerra Mundial entre EE UU y China, un conflicto bélico entre Rusia y Japón, la muerte del papa Francisco y todo tipo de desastres naturales a escala planetaria. Lo mismo sucede con la clarividente búlgara Baba Vanga, que ha venido a ocupar de unos años a este tiempo el lugar que tradicionalmente correspondía a San Malaquías y sus agotadas profecías sobre los papas. Poco importa que la buena de Vanga, que murió en 1996, no