n 2004 Emilio Cuenca (1980, Madrid) se adentró en la fotografía de prensa del corazón, oficio en el que trabajó durante doce años hasta que su primera perra, Fina, que ya no está, todo un torbellino de amor y Es muy agradecido. Al igual que las personas no pueden pretender salir todas iguales en las fotos, lo mismo ocurre con los perros. No tienes que anticiparte y hacer con todos lo mismo. Cada uno te permite unas cosas y hay que ir adaptándose para que la experiencia sea positiva para ellos. Lo que interesa es que la familia vea el carácter de su perro reflejado en las fotografías. Me imagino que como el que hace fotografías a su hijo y lo considera el más bonito del mundo. Con los perros es igual. La gente lo valora mucho. Por desgracia estos animales viven menos tiempo que nosotros y las fotografías ayudan a los dueños a conservar su imagen. Pero, como les digo, los verdaderos recuerdos que les van a quedar de sus perros cuando ya no estén serán todas esas experiencias bonitas vividas con ellos. Con las personas se habla y se les da indicaciones para que posen. Con los perros no se puede hablar, pero también hay que comunicarse con ellos. Hay que hacerles entender qué es lo que quieres de ellos de una manera amable y a través de gestos. Tener un perro es un compromiso. Ellos hacen un gran esfuerzo por adaptarse a nuestras vidas, nuestros ritmos, y la gente cree que con darles comida, los perros ya tienen que estar agradecidos. No es así. Hay que mirar por ellos y por sus necesidades, ser generosos, aprender a comunicarnos con ellos y, sobre todo, no traicionarles ni abandonarles. El que tiene un perro tiene que tener la responsabilidad de cuidar de él.
