stos lugares no son simples decorados, ni siquiera lugares que dan un contexto a los protagonistas. En nuestras películas, las localizaciones son un personaje más”, aseguraban Michael G. Wilson y Barbara Broccoli, los productores de 007, cuando James Bond salvó al mundo por primera vez (1962). Y esta declaración de intenciones se ha mantenido como un mantra a lo largo de los más de sesenta años de vida de la saga, convirtiendo a Bond en el agente secreto viajero por excelencia. Mientras otras superproducciones se limitan a utilizar grandes decorados que simulan lugares reales o ficticios, las aventuras de 007 siempre se han rodado en lugares reales que algunos de sus espectadores veían por primera vez a través de sus ojos. Sobre todo en los primeros años de la saga, cuando los viajes a destinos internacionales no estaban al alcance de todos los bolsillos.
