■ Missy Cummings pilotó aviones de combate durante tres años y se define como “un Quijote en esteroides”, dispuesta a enfrentarse a cualquier molino de viento.
■ Tras colgar el traje de piloto, Cummings investiga sobre seguridad vial y coches autónomos; ha puesto en cuestión la asistencia a la conducción de los Tesla.
En 2021, una ingeniera llamada Missy Cummings provocó la ira de Elon Musk en X (antiguo Twitter). Profesora en la Universidad de Duke (EEUU), Cummings dirigió una investigación sobre la seguridad de los coches autónomos, y sus hallazgos la llevaron a lanzar severas advertencias sobre la asistencia a la conducción de los Tesla. Sus vehículos, explicó entonces, tienen “comportamientos variables e inseguros” y requieren más pruebas “antes de que se permita que esta tecnología opere sin control humano”. Gracias a su investigación, Cummings logró un puesto en la institución estadounidense que vela por la seguridad en las carreteras, la NHTSA, para así ayudar en la regulación de los coches autónomos.
Los fans de Tesla reaccionaron con su habitual ecuanimidad y sentido de la perspectiva, es decir, enloquecieron. Comenzaron a insistir en que Cummings intentaba regular injustamente a su ídolo, Elon Musk, lo que provocó que el magnate se acabara uniendo a la conversación. “Objetivamente”, tuiteó entonces, “su carrera tiene un enorme sesgo contra Tesla”. Como respuesta, los fans de Musk desataron toda su furia contra contra su trabajo, su apariencia o su motivación. La acusaron de conflictos de interés, firmaron campañas pidiendo su destitución y le enviaron amenazas de muerte al correo electrónico.