a doctora Marga López Rivas (Almería, 1978) es una de las siete españolas expertas en áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) que a mediados de este noviembre se embarcará en un viaje a la Antártida junto con otras 181 científicas de todo el mundo. El propósito: dar testimonio sobre los efectos Estudio el impacto antropocéntrico en el cambio climático, el aumento de la temperatura del mar o la contaminación por plásticos e intento buscar medidas de mitigación, por ejemplo, colaboro con otros equipos y utilizamos la inteligencia artificial para la detección de ballenas o para encontrar lugares en el medio marino que podamos conservar. La fauna marina también está afectada por el cambio climático y la acidificación (exceso de dióxido de carbono) de los océanos. Estamos empezando a ver sus efectos; no paramos de romper récords de temperaturas cada año. El Mediterráneo ya ha sobrepasado los 30 °C y parece una sopa. No sabemos exactamente cómo va a continuar esto, pero sí sabemos que los mares son sistemas que equilibran el clima de la tierra. Si las corrientes marinas no están en equilibrio, lo vamos a sufrir directamente. El calentamiento global hace que se evapore más el agua del mar y que las corrientes marinas generen los granizos, huracanes, tormentas, lluvias torrenciales y eventos climáticos extremos. Exigir a los gobiernos que cumplan los planes y las leyes con las que se comprometieron en el Acuerdo de París (2016). Tenemos que hacer presión social y exigir a los gobiernos que tomen cartas en el asunto porque ya estamos viendo las consecuencias, y más que van a ver nuestros hijos y nietos. Desde el punto de vista individual, por supuesto, debemos hacer un uso responsable de los recursos y ser conscientes de nuestro modo de vida y consumo. En el primer mundo no podemos mirar a otro lado, tenemos que ser un ejemplo. No podemos estar implementando leyes en Europa y que en África estén viviendo otra situación. Ahora mismo, Naciones Unidas cuenta con un grupo de expertos en cambio climático para intentar hacer acuerdos globales. En este sentido, el Tratado Antártico (1959) es un ejemplo de cómo todos los países se unieron para que esa zona sea neutral, que no sea de nadie. Si queremos conservar el planeta, deberíamos alcanzar un acuerdo global sobre los océanos. Es un sitio prístino de donde se extraen muchos datos de la columna de hielo del permafrost (terreno que ha permanecido congelado durante al menos dos años), que no está contaminado, lo que nos permite conocer el clima de nuestro planeta y su evolución.
"Necesitamos un acuerdo global sobre los océanos"
Oct 20, 2023
2 minutos
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