Todos sabemos que Carlos III es el rey de Inglaterra, pero no es el rey de la primavera y mucho menos el rey de los corazones del pueblo inglés, como sí lo fue en su momento su primera esposa, la princesa Diana.
Está más que claro, no es un hombre carismático que en los últimos 365 días se haya ganado el ca riño de todos sus súbditos. No, ese objetivo está lejos de alcanzarlo e incluso el hoy día esposo de la reina Camila ha podido esquivar con gracia uno que otro huevo fresco que algunos jóvenes inconformes le han lanzado en actos públicos.
El largo camino andado por su