iajes los hay de todo tipo: urbanos, de trabajo y placer (), invernales, de fiesta, de aventura, de bienestar o de introspección… ¡y la lista sigue! Pero nunca viene mal una estancia en un con alberca para romper la rutina, asolearse, descansar y disfrutar dos grandes momentos que, en general, solo se viven en el hotel: coctel y chapuzón, aunque no necesariamente en ese orden. ¿Y qué decir de esas barras que, diseñadas dentro de la alberca, prolongan la frescura y el espíritu de fiesta de las vacaciones, de preferencia en un destino de playa? En inglés, esos bares suelen llamarse “, aunque luego la palabra se abrevió a “, un término amplio porque no es lo mismo tener una barra al costado de la alberca que llegar nadando para sentarte frente a una cerveza bien fría, en traje de baño y dentro del agua. El primer registro -en realidad, un bar flotante-corresponde al hotel Tropicana de Las Vegas, que ya a principios de los años 50 funcionaba con un objetivo: lograr ingresos extra en la zona de la piscina, que contrastaba con la ebullición de las tragamonedas que generaban dinero en el interior del hotel día y noche.
