Como una yincana de ensueño. Así han sido los tres días en los que unos pocos periodistas privilegiados, venidos de toda Europa, pudimos probar el nuevo Maserati GranTurismo, en sus versiones térmica y 100% eléctrica (Folgore). Nuestra aventura empieza en la ciudad de Módena, cuna de superdeportivos (Ferrari también tiene su fábrica aquí) y sede de la marca del tridente. Allí nos citan en la Piazza Roma, el corazón de la ciudad, donde nos espera el primer GranTurismo de la historia, el A 1.500 de 1947. Junto a él, un anciano muy bien vestido, que nos presentan como el señor Ermanno Cozza, quien trabajó en Maserati durante cincuenta años. Ahora está jubilado, pero sigue colaborando con la marca. “A menudo le llaman porque es el único que sabe cómo van las piezas de algunos antiguos modelos”, nos explican.
Cozza nos narra los primeros años de la marca en el mundo de la competición y nos explica por qué el tridente es su