ENSAYO
Primera de dos partes
En Hiroshima, del 19 al 21 de mayo último se reunió el G7, conformado por Japón, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y Estados Unidos. Al margen de la agenda política abordada, el tema cultural fue relevante: los jefes de Estado y de gobierno visitaron el Parque Conmemorativo de la Paz, que se encuentra en el centro de esa ciudad, donde se yergue la estructura de un antiguo edificio administrativo que sobrevivió al 6 de agosto de 1945, día en que fue arrojada la primera bomba atómica. Se trata de la Cúpula Genbaku (vocablo éste que significa precisamente “bomba atómica”), la única edificación que quedó en pie tras ese acto abominable.
El parque se erigió conforme a la ley de construcción de la Ciudad Conmemorativa de la Paz de Hiroshima, promulgada de acuerdo con el artículo 95 de la Constitución de Japón de 1949, y en 1996 fue declarado patrimonio cultural de la humanidad con base en la Convención de la Unesco de 1972 por su significado y no por sus cualidades estéticas o arquitectónicas. Para ello, el razonamiento del Comité del Patrimonio Mundial (CPM) fue que el sitio es un vigoroso símbolo de la paz universal y una remembranza del empleo ominoso de un arma de destrucción cuya letalidad difícilmente había sido imaginada por la humanidad.