iseñar espacios es crear la escenografía ideal y más apropiada para el día a día de cada cliente. Como arquitecta, doy mucha importancia al diseño de una buena que albergue espacios relajados y fluidos. Como interiorista, busco crear entornos equilibrados y atemporales, con una base que explica el trabajo de Ángela Bermúdez y, sin duda, este proyecto en Marbella es un testigo clave de su buen hacer. La casa en cuestión, de una confusa estética mediterránea levantada en los años 80 y con muchos añadidos posteriores, era culpable de carecer de unidad y sentido estético. En su descargo, ofrecía numerosas posibilidades. Sus dimensiones, orientación sur y forma en "U" en torno al magnetismo azul de la piscina constituían un punto de partida tremendamente atractivo. La resolución fue rediseñar y unificar todas las fachadas, para dotar al conjunto de homogeneidad y un estilo uniforme y acorde a las viviendas tradicionales de la zona, y en el interior: todo abajo. Se mantuvo la distinción entre zona pública y privada conectadas a través de una galería, pero la planta se rediseñó por completo para potenciar la fluidez y los espacios interconectados. Ahora, la casa presume de un estilo inspirado en las costumbres andaluzas, con influencia de la arquitectura de Marruecos y del norte de África muy apreciada por los actuales dueños. "Pusimos en valor el barro como hilo conductor. Junto con la piedra, son los dos materiales principales utilizados en pavimentos y otros elementos de la vivienda. Para los revestimientos apostamos por un revoco de yeso en tono natural aplicado de forma artesanal", comenta la interiorista. La paleta utilizada parte de una base neutra con tonos claros para destacar la naturaleza de los materiales. Esta base luminosa busca el contraste con el negro de la carpintería, la cerrajería y algunos muebles. Todo es muy calmado, porque los grandes ventanales que integran el interior y el exterior -el paisajismo lleva la firma de Locus Landscape-, se perciben desde dentro como cuadros llenos de color. De esta manera, los verdes vivos de la vegetación y los azules de la piscina cobran un gran peso dentro del conjunto, salpicados por obras de Jordi Alcaraz adquiridos en Le Secret. La decoración está marcada por un muy pensado, con mucha atención al detalle que consigue curiosos compañeros de piso: unas butacas estilo Louis XV junto a mesas de té marroquíes o una otomana que luce su delicado estampado entre paredes de barro. "La idea era combinar sofisticadas piezas adquiridas en anticuarios con elementos encontrados en zocos marroquíes o fabricados por artesanos andaluces, así como mobiliario a medida diseñado por el estudio", explica. El fin último estaba claro: crear ambientes sosegados.
