En 1960, la maestra artesana Pepita Alía salió de Lagartera, su pueblo natal de Toledo, rumbo a La Haya con un encargo de Estado. Debía entregar en persona a la reina Juliana de los Países Bajos un obsequio oficial del Gobierno español: se trataba de una mantelería única, fruto del delicado trabajo ancestral de 19 labranderas. Ataviada con el traje típico lagarterano y acompañada por el embajador español, se adentró en palacio flanqueada por dos imponentes filas de guardias reales que la recibieron en formación y con honores. Regresó a Castilla-La Mancha haciendo historia con
Eterna sabiduría
May 19, 2023
3 minutos
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