Un mes antes de la cumbre de Apalaehin de octubre de 1957, que marcó el nacimiento de la mafia moderna, el jefe de una de las familias de Nueva York, Joe Bonanno viajó a Sicilia para reunirse con algunos jefes de la mafia local en el Hotel des Palmes, en Palermo. Trataron diversos asuntos, entre otros, Bonanno les sugirió crear un grupo de todos los jefes para tratar los temas delicados y evitar así las continuas guerras: así nació la commisione siciliana, a imagen de la estadounidense. Pero, sobre todo, en aquella reunión hablaron de heroína.
Hacía ya dos años que una nueva ley perseguía con mano dura el tráfico de drogas en Estados Unidos. Además, la “puerta” cubana se había vuelto poco segura ante el avance de los revolucionarios de Fidel Castro. Para evitar acabar con todos sus hombres en prisión, la Comisión (que reunía a los